Adios a un Foro activo, diverso y vivo

150.000 personas, seis mil organizaciones y más de 140 países participando, apenas dan una idea de la diversidad de la que ha hecho gala este año el Foro Social Mundial de Belém. Son sólo cifras. Pero pasear por las universidades de esta ciudad amazónica que acogió este año el evento, sumarse a las charlas y debates o simplemente quedarse parado un ratito dentro del Foro era sencillamente fascinante.

Este año, por primera vez, coincidieron el FSM y el Foro Panamazónico de pueblos indígenas, por lo que su participación fue enorme y sus discursos muchos y visibles. Las mujeres también estaban presetes, con más fuerza, si cabe que en otros años, pero sobre todo, han estado presentes en los debates. Casi todos en los que he participado tenían un componente importante de igualdad de género y de oportunidades para las mujeres. Reseñable fueron los múltiples debates sobre soberanía alimentaria y agricultura sostenible, en los que el punto de partida era siempre que no puede existir ni una cosa, ni la otra si no existe antes una plena igualdad de derechos y responsabilidades entre hombres y mujeres.

Fue un foro de propuestas ante las cisis. Las diversas, no la única que centró la atención del Foro de Davos. De las crisis económica, alimentaria, de cambio climático.... E intersante fue ver cómo muchos ya estaban poniendo en marcha formas alternativas de construir sus modos de vida. No se percibía desánimo, sino una fuerza renovada, poque, según muchos, lo que estas crisis demuestran es que hay que construir nuevos modelos de desarrollo. Que lo que existía hasta ahora no sirve.

Y en esa construcción se empeñaron muchos durante los siete días que duró el Foro. Al final, mucho debate, mucho intercambio y buenas ideas que deberían cistalizar, según muchos de los presentes, en propuestas concretas. Esos son los deberes para después del Foro. Que las organizaciones y movimientos incorporen en sus agendas lo debatido estos días y que de esta maraña de ideas surjan propuestas alternativas.

Este año, junto al ya mítico lema del Foro de que "otro mundo es posble", se oyó otro con fuerza "la crisis no puede recaer sobre los hombros de los más pobres".